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La cruz de los sentimentales

            En este artículo trataremos de hacer un retrato de las personas sentimentales-sensitivas. Como hay millones, no puede pretenderse que el retrato que se ofrezca encaje a la perfección con ningún ser humano concreto. Cada persona sentimental-sensitiva puede participar, en mayor o menor grado, en algunas de las condiciones que se definan hoy.  La cruz de los sentimentales

Pero bueno será saber cómo somos y, para el próximo artículo, cómo podemos mejorar nuestros puntos débiles. Y cómo puede nuestra pareja ayudar en esa labor, lenta, amarga a veces, pero gratificante cuando hay frutos. Porque lo que hoy vamos a describir son, especialmente, los puntos débiles de la forma de ser de los sentimentales-sensitivos.

Nadie se ofenda por lo que aquí anotemos, porque en breve haremos el mismo análisis a los humanos mentales. Pero, porque para mentales hemos escrito durante mucho tiempo, procede ahora analizar ese otro medio universo de los sentimentales-sensitivos. En origen se es sentimental, carácter que ya ha sido definido en varios artículos anteriores.

Ya sabemos, por tanto, que el sentimental es – digámoslo así – esclavo de sus emociones. Ellas mandan en su vida diaria. Ellas conforman su humor, porque la persona sentimental reacciona al instante a las noticias que le llegan del exterior. Y cuando éstas son adversas – que lo suelen ser con frecuencia – la persona sentimental pone en marcha su mente inferior para atizar la adversidad que se le ha ofrecido. Y entra en una tormenta de sentimientos y pensamientos negativos que la hacen perder el norte.

Toda persona sentimental se codea a diario con tres tipos de personas, los “enemigos”, los desconocidos y las “favoritas”. Se convierten en “enemigos” las personas de confianza que no son las “favoritas”. El principal “enemigo” es la pareja. Y las iras, consecuencia de las tormentas de sentimientos y pensamientos negativos, se descargan en la pareja, que, para el sujeto sentimental, no hace nada bien. Es duro ser pareja de una persona sentimental en horas bajas.

Si ante la pareja y demás personas “enemigas” de la persona sentimental ésta se comporta agresiva y críticamente, ante los desconocidos la postura cambia; se domina la ira y se aparenta normalidad, incluso cierta afabilidad. La persona sentimental no desea que un desconocido sepa cuál es su verdadero carácter, porque tiene conciencia de que éste no le dejaría en buen lugar. Y desea estar en buen lugar ante los desconocidos. Se incluyen entre los desconocidos las personas con las que no se tiene confianza, las personas lejanas, a las que sólo se ve unas pocas veces al año.

Incluso poseída por la ira, a la persona sentimental no le cuesta demasiado mostrar su faceta más apacible ante los desconocidos. Esto es una buena señal, de que esos excesos de humor se pueden llegar a dominar, puesto que se dominan – de hecho – ante los desconocidos.

Pero el súmmum de la transformación se da cuando aparece en escena una persona “favorita”. Aun estando en el centro de una tormenta negativa, la llegada de un “favorito” supone un cambio de 180 grados y la persona sentimental se vuelve amable y dulce. Jamás las personas “favoritas” son criticadas por la persona sentimental, y, para ella, todo lo que hacen las “favoritas” está bien hecho, es perfecto.

Esto es una nueva prueba de que la persona sentimental puede cambiar su comportamiento. Lo cambia, y de manera asombrosa, ante sus personas “favoritas”. Sería cuestión de proponérselo ella misma para conseguir metas similares con los conceptuados como “enemigos”. Pero eso es tema del artículo futuro.

Claro está que si un “enemigo” le expone a la persona sentimental en horas bajas la injusticia que comete, o lo difícil que le resulta mantener la convivencia con ella, la tormenta no hace sino recrudecerse. Ahora ya tiene la persona sentimental un motivo para zaherir al “enemigo”, el insulto recibido. Porque, para ella, la causa de sus enfados la tiene el “enemigo”, sólo él. De forma que exponer en directo la situación y reclamar, o pedir, un cambio por parte del sentimental, es contraproducente en plena tormenta negativa. Y hacerlo fuera de ella puede provocarla gratuitamente. Y también lo es.

Esta dependencia del entorno exterior, la repercusión en su vida diaria de las adversidades de la vida es una fuente de amargura para las personas sentimentales. Están vulnerando, directa y simultáneamente, las dos primeras Reglas y éstas no perdonan. Otra cosa es cómo puede intentar seguirlas.

Pero veamos antes otras características de las personas sentimentales. Si no ha caminado apenas por el sendero de la mejora personal, es posible que a la dependencia del exterior, ya citada, se una la Posesión. Eso sería una nueva fuente de adversidades, porque la persona sentimental posesiva tiene fijada en su mente cuál debiera ser el comportamiento de sus “enemigos” ante toda situación. Y si el “enemigo” reacciona de forma diferente, y por tanto no deseada, ello es una nueva fuente de reproches y mal humor.

Abandonando esta situación – que puede calificarse de extrema – una característica frecuente en las personas sentimentales es su sentido mágico de la vida. Pero separemos el sentido mágico de la vida y las percepciones de otras Dimensiones por ser sensitivos. Mientras defenderemos con toda fuerza que las llamadas por algunos escépticos «percepciones extra-sensoriales», o «paranormales», son simplemente el uso esperado del Cuerpo Superior con todas sus posibilidades, es síntoma de un notable desarrollo del mismo, y un logro altamente positivo, el sentido mágico de la vida es otra cosa. Es como si, con su emotividad palpitante y siempre activa, se instalaran, mediante ese sentido mágico de la vida, en la Antigüedad, cuando la magia lo explicaba todo. La principal consecuencia de este sentido mágico es el creerse juguetes de fuerzas poderosas, ajenas a nuestro control. Cuando, realmente, tenemos el control de lo que nos acontece en la vida.

.. La cruz de los sentimentales

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Esta característica tiene una doble consecuencia:

1ª. Las personas sentimentales sólo se sienten comprendidas por otras personas sentimentales, por las que explican la vida con el mismo sentido mágico, por las que entienden como normales y justificadas todas sus reacciones temperamentales. Es fácil que éstas últimas pasen a formar parte del grupo de “favoritas”, lo que asegura la compenetración emocional.

2ª. Las personas sentimentales se granjean el rechazo, tanto de los mentales, como de las personas poseídas por ellas. Según el nivel de Evolución de los “enemigos”, o de los poseídos, el rechazo se convertirá en desprecio, si el nivel es bajo. En tal caso, los encuentros se convierten en verdaderas escenas. Se dulcificará con la comprensión y la aceptación, si el nivel del “enemigo” es muy elevado. Y se mantendrá en distanciamiento, si es medio. 

Éste pudiera ser – como se expuso en un pasado artículo – la causa del “extrañamiento” de la mujer en un mundo regido por mentales, por hombres. No se justifican los excesos de los mentales, en modo alguno, pero sí cabe explicar sus supuestas causas, teniendo en cuenta su mentalidad, proclive al abuso con la fuerza. . La cruz de los sentimentales

Este sentido de lo mágico les lleva a ser fatalistas: Sus vidas están marcadas por Fuerzas más poderosas que ellas mismas, y todo lo envía la Vida, el Destino, el karma, o Dios, si son religiosas. Desconocen que son ellas mismas, su forma de ser, la que se atrae las cosas que les suceden. Y que procurándose un cambio, sus vidas mejorarían muy sensiblemente, tanto más cuanto de peor nivel se parte.

Relacionada con esto, otra característica de los sentimentales es que suelen cerrar los ojos a la realidad. Como han encontrado una justificación a todos sus excesos, no necesitan mirar dentro. Sólo si han aprendido a ser personas responsables podrán superar esa excusa fácil de echar al exterior la culpa de todas sus infelicidades. Mientras no lo hagan, caerán en la práctica engañosa de echar la culpa de sus sinsabores a los demás, especialmente a sus “enemigos”.

Las que han llegado a sospechar que la causa de sus disgustos está en ellas mismas, comienzan a buscar la manera de sufrir menos, y se convierten en buscadores. Esto explica un hecho que durante años me ha tenido perplejo: En los Talleres que organizaba para divulgar el camino hacia la Felicidad, en todos ellos, en todas las ciudades en que se organizaron, más del 80% de los asistentes eran personas sentimentales. Los mentales apenas llegaban al 20%. Ese predominio de ellas en la búsqueda estaba en oposición con la realidad de que casi todos los Maestros de la Antigüedad fueron hombres. La Sabiduría no se logra con cultura, reservada a los varones en la Antigüedad.

Otra característica de muchas personas sentimentales es la baja opinión que tienen de sí mismas. Máxime, si son perfeccionistas. Este hecho va ligado a la inseguridad producida por la variabilidad del propio pensamiento. A ello se una la poca costumbre de pensar con la mente lógica, la mente-pensamientos, sin que ésta esté influida y cortocircuitada por la mente-sentimientos, que opera en primer lugar y en sentido negativo. Ello hace que, incluso buscadores con valores éticos importantes, se vean, o se crean, en niveles de Evolución muy por debajo del suyo real. La Autoestima, en muchos sentimentales, no hace justicia a la situación real.

Hay un afortunado factor que se da en personas sentimentales que han avanzado en el camino de la Evolución, ser conscientes de – digámoslo así – las propias miserias. Y buscar la manera de corregirlas. Esto es una ventaja de los sentimentales. Los mentales viven más engañados y no buscan mejorar. De eso también se hablará en un artículo futuro. Éste será el camino – no hay otro – que está esperando a tantas personas sentimentales que sufren a diario, sin darse cuenta de la causa, su excesiva dependencia de los sentimientos.

Las personas sentimentales que han adelantado en el sendero de la Evolución se convierten en sensitivas, aquellas que empiezan a desarrollar facultades del Cuerpo Superior, o Energético. Sería ideal que, simultáneamente, se hubiera desarrollado en ellas la capacidad del Servicio (ver diagrama de los Dos Círculos). Porque entonces podrían emplear sus facultades sensitivas en ayudar a realizar acertadamente el tránsito a personas terminales. De no ser así, corren el peligro de no saber qué hacer con sus poderosas facultades sensitivas. Aunque hoy en día todo el mundo sabe navegar por la Red y encontrar Hermanos Mayores que enseñen a desarrollar dichas facultades.

A modo de resumen, no es fácil para los sentimentales encontrar la Felicidad. Su dependencia de los sentimientos, la influencia del exterior, el poco uso que hacen de la mente lógica, el desconocimiento de la existencia, incluso, de la Mente Superior, les  hacen dar vueltas por los mismos escenarios, convencidos de que la vida es así.

El avance, en tales casos, es muy lento, por la inercia de la vida, aprendiendo a base de coscorrones, a base de sufrimiento. Como decía un Maestro griego antiguo, “El sufrimiento es la Universidad para los más.” Y, con un procedimiento tan lento, hace falta toda una vida para aprender un poquito. No es lógico que se empeñen en darse tan mala vida. Pero sucede que los sentimientos están reñidos con la lógica, no la dan oportunidad, la acallan, la avasallan.

Por ahí está la manera de salir de tanto dolor.

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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén»,  «La Salud», recientemente «Año 303. Inventan el Cristianismo» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En  https://sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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