Indicaciones para sensitivos

Voy a empezar por ahí porque veo que es fundamental. Para aquellos que no hemos nacido con el don de la sensitividad ya desarrollada, es decir, que usamos bastante la cabeza, y no únicamente la sensitividad, debemos asentar esto muy bien como base del trabajo: Cuando queramos comenzar un trabajo relacionado con nuestra sensitividad hay que aparcar totalmente la mente, tanto de ideas como de sentimientos, y esto incluye no juzgar lo que estamos haciendo, no analizar, no preguntarnos si lo estamos haciendo bien, no plantearnos qué va a venir después. No hay que plantearse absolutamente nada, sólo tomar la resolución de que va a pasar lo que tenga que pasar. Luego ya llegará el momento de razonarlo y analizarlo. Pero cuando haya concluido. Indicaciones para sensitivos

En las salidas lúcidas no sólo tenemos nosotros el timón, la mayor parte es generada por los que están en el otro lado, es decir, en la dimensión de los cuerpos energéticos. Ellos, si son afines a nosotros, van a velar por lo que vamos a hacer ahí fuera. Según lo preparados que nos vean nos permitirán o no hacer una salida lúcida. Como no depende mucho de nosotros, hay que permitir que otros provean, hay que dejarles hacer y quitar las manos del timón. Si intentamos dirigirlo nosotros, no se producirá.

Esto es un trabajo bastante costoso para una mente racional, el dejar que algo desconocido tome el control de nuestra persona, pero si no nos ponemos en manos de nuestro equipo del otro lado y tenemos plena confianza en ellos y capacidad de sacrificio en aras de cumplir lo que nos vayan indicando, lo tenemos bastante complicado de lograr. Hay que acostumbrarnos un poco más cada día a sentirnos guiados, aupados, llevados en brazos por ellos. Hacen mucho por nosotros, y les impulsa el amor más grande que podamos encontrar jamás.

Por otro lado, está el miedo a lo desconocido. Hay que dominarlo también, es nuestra mente sentimental. El que no ha nacido practicando las capacidades sensitivas, no tiene ni idea de qué se experimenta. Podemos ser sensitivos pero nacer con nuestras facultades dormidas. Lo elegimos. Hay otros que elijen  nacer practicando, sin olvidarlas. Ellos se acostumbran a sus efectos desde niños y crecen creyendo que es algo natural.

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     Indicaciones para sensitivos

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Pero los que aún no hemos despertado a estas facultades, aunque las hayamos trabajado en vidas anteriores, cuando comenzamos a experimentarlas, sobresaltan. Dependerá de la intensidad con la que logremos activarlas, pero creo que en  cualquier caso, sobresaltan.

Esta reacción brusca activa mucho nuestra mente que tratamos de aparcar, y detiene la experiencia. Aún no estamos preparados y ellos retroceden, no confiamos en lo que nos están preparando y por nada nos obligarían.

Yo intento, después de haberme sobresaltado y estropeado la experiencia, analizarlo para convencerme de que su finalidad era un bien para mí. Por ejemplo, me acuesto en mi cama sola y apago la luz para poder tener visiones, imágenes en movimiento cuando cierro los ojos, que me indican cosas y, además, deseo comenzar unos ejercicios que me pongan en disposición de hacer salidas lúcidas. Estoy muy lúcida, despejada y las imágenes son muy nítidas.

 Estoy pensando en que deseo enfrentarme a un final trágico que tuve en otra vida y de repente, oigo un llanto de una niña en mi cama, junto a mí. Me sobresalto y se detiene la percepción.

Fijaos lo que estaba ocurriendo. Soy capaz de trasladarme en el espacio y el tiempo en estado de actividad física, es decir sin necesidad de soñar ni de relajar mi cuerpo siquiera. Ya hablaremos de ello. Una voz me dice enseguida: «Tranquila, es tu hija. Te has acercado hasta ella.». Sé que es verdad y me vuelvo a tranquilizar para proseguir mi trabajo.

Después de varios minutos practicando, una de mis hijas se pone a llorar desde su habitación. Esta vez le oigo en la lejanía y acudo a consolarla. A priori podemos interpretar las percepciones como algo peligroso, pero no podemos juzgarlas sin haber profundizado en ellas.

Por ello es mejor aprender a no juzgar lo que percibimos, confiar en que llegaremos a comprenderlo todo y que nos va a aportar algo valioso para nosotros mismos, o para otra persona. Si conseguimos una conversación fluida con ellos, creo que podemos entender cómo debemos proceder y nos dejaremos ayudar más.  

Su voz entra en nosotros hasta nuestra misma raíz y sabemos con certeza que lo que nos dicen es cierto y podemos confiar en sus pautas, venciendo los miedos. Todo esto entra en nuestra mente poco a poco, no hay que pretender mentalizarse en unas horas.